¿Quieren fama?

«Pues, la fama cuesta y aquí es donde empiezan a pagarla con el sudor de su frente», decía Lydia, la profesora de la academia donde Leroy, Dany y otros buscaban alcanzar sus sueños. Esfuerzo, sudor y lágrimas marcaron a fuego el carácter de quienes hoy lideran algunas organizaciones. La ecuación esfuerzo y tiempo era garantía de éxito. Y, es la grieta abierta entre los Baby Boomers y la Generación X versus los Millenialls y Centennials. Moldeados por influencers y youtubers éstos quieren fama y la quieren en un máximo de tres minutos. Nuestras zanahorias no les atraen y hasta critican que no sean orgánicas. El ascenso, el apostar a que mañana se abra una nueva posición, el sembrar para una cosecha que algún día llegará no es atractivo como vivir la vida hoy, reinventarse o probar suerte con el autoempleo. Quieren irse antes de las seis y trabajar desde la casa. Resulta un desafío acercar a las partes. Digamos que el sacrificio tampoco trajo a los primeros un buen equilibrio entre la vida personal y la carrera. Las nuevas generaciones nos desafían, como la exigente profesora de baile a generar climas de trabajo interdisciplinario, con proyectos ágiles, metas cortas y bien pagas e incentivos personalizados como los algoritmos de las plataformas digitales. Nos demuestran el disfrute no es una mala palabra. Nosotros les legamos el esfuerzo y ellos le quieren agregar la alegría. Que prime la calidad del tiempo por sobre la cantidad. Que se multiplique la automatización de lo que no desafía a nadie. Que nos relacionemos más lateralmente y que eso no significa perder la autoridad. El compromiso desde la confianza versus el control de quererse guardar el conocimiento. Si acercamos las partes desde la comprensión quizás nos sorprendamos aprendiendo a resignificar también nosotros el lugar que le hemos dado al trabajo en nuestras vidas,

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