Dar vuelta la tostada

El desafío es dar vuelta la tostada cuando viene quemada. Reinventarnos en el trabajo, frente a los golpes de las expectativas no cumplidas. Tener armas para pelear contra la mezquindad a la que nos someten las rutinas. Buscar nuevos modos de ver las cosas de todos los días. Desempolvar nuestros sueños y enamorarnos. Este fin de semana, aprendí de la mano de 27 profesionales que se dedican a la  prevención de la salud. De yapa me gané el libro “El laboratorio del alma” de Stella Maris Maruso en un bingo. Mi trabajo de facilitadora, mi pasión, me obliga a buscar espacios de bandada para que mi vuelo no sea tan solitario. Trabajo para que la gente sienta que puede, disminuya su estrés laboral y le encuentre otro sentido al trabajo. No se trata solo de dar herramientas sino de ayudarlos a drenar las emociones que, si no salen, se echan a perder y enferman los cuerpos. Escuchando a médicos, terapeutas, counsellors e investigadores, afirmo que buscarle el propósito a la vida es hacer profilaxis de la salud. La artesanía de lo vincular, en un contexto tan complejo como el de las organizaciones, es ser un pequeño paliativo a la soledad del poder y a la competencia. Dar vuelta la tostada tiene que ver con empecinarse en trascender

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