Blog de Estás a Cargo
💦Si te discriminaron y no cambiaste, lee💦
Sucedió a fines de abril de 2018. En esos días, después de Semana Santa, donde en el hemisferio sur ya empieza a refrescar y los proyectos a materializarse en presupuestos.
Una consultora me llamó. Me entrevistó y me contrató como instructora para un proyecto largo. Muchos cursos para mandos medios.
La expresión sobrecalificada-para-la-posición fue dicha al ver la experiencia que ya en ese entonces había acumulado.
¡Imaginen mi felicidad! Todo un año de cursos asegurado.
Felicidad que me duró un suspiro.
Al otro día, su mensaje de texto me inquietó. Que la llamara. Que era importante. Lo hice inmediatamente. Su tono era menos rimbombante que en la entrevista. Esta vez la palabra con la que empezó después del buen día como estas, fue «lamentablemente» Dio vueltas. Dije que no entendía lo que me quería decir. Tomó aire. Susan, no soy mucho de las redes sociales.
Pero, mi equipo sí. Y, resulta que ayer, cuando te mencioné en la reunión de equipo… surgió un poco de preocupación. ¿Cuál preocupación? Es que las chicas dicen… que somos demasiado distintas. ¿Distintas en qué, pregunté? … Es como que … nosotras somos más tranquis, ¿viste? más conservadoras. En cambio tú, Susan, eres…un tanto disruptiva. No nos sentimos tan cómodas.
El golpe fue duro. En especial para mi bolsillo.
Había hecho números y me venía bien tener trabajo asegurado por unos meses.
Pero donde de veras dolió fue en el corazón.
Se llama rechazo. Y sabe feo.
Salí a caminar. Suelo hacerlo cuando necesito llorar. Sirvió para desahogarme.
Ya para comprender tuvieron que pasar varias noches y charlas con amigas.
¡Cómo es el ego!
¡No me dejaba ver el regalo que esa consultora conservadora que-no-se-sentía-cómoda-conmigo me hacía!
Primero: algún que otro talento para la palabra debía yo de tener.
¡Al menos generaba emociones poderosas!
Segundo, ¿podría esa ser mi arma en el futuro?
El acto más valeroso vino una semana después. Y fue cuando escribí el mail de despedida. Le agradecí la sinceridad (otra hubiera inventado algún pretexto)
Le dije que estaba en todo su derecho de rechazar lo innovador aún sin conocerlo.
Y finalicé agradeciendo por el resultado más profundo de nuestra breve interacción: y es que, gracias a ella, ahora estaba decidida. No pensaba alterar nada de lo que escribía. Y esa sola decisión justificaba que su consultora se estuviera perdiendo de trabajar con una persona -como yo- que sí era capaz de trabajar en la diversidad.
Confieso que si aquello me pasaba 10 años antes hubiera dudado de mi; de mis capacidades; de lo que estaba haciendo. Hubiera querido encajar.
Desde aquel abril de 2018 sé que yo soy yo y que esa es mi cualidad.
También entendí (con dolor) que saber trabajar en la diversidad es un don que muchas organizaciones necesitan desarrollar.
Y que, para eso tú, que Estas a cargo, tienes un rol fundamental
¿Te pasó? ¿Fuiste discriminado por ser distinto?
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